No sólo de rock vive el hombre, por eso hoy os traemos una colección de pianazos de música retro que os dejarán el culo torcido
En esta página sostenemos una firme convicción: el auto-tune es ETA. Ya hace unas semanas, nuestro anfitrión tuvo a bien obsequiarnos con unas piezas fundamentales del rock progresivo clásico y actual para que pudiéramos desintoxicarnos un poco de las canciones pachangueras propias del mainstream estival. En esta ocasión, alejándonos un poco de la complejidad compositiva de dicho estilo, nos disponemos a despedir el verano bailando, pero recordando que, antes de que Cher pusiera de moda el dichoso artefacto, se podía hacer música de baile de calidad y sin auto-tune. En concreto, lo que hace 20 años lo petaba eran los pianazos de música retro. Sin más dilación, pasemos a escuchar algunos de los títulos más representativos:
Solid Collective: Can You Feel It (1995).
Inicio suave y pausado, crescendo magníficamente diseñado y explosión final. Espectacular tema, sobre todo para iniciar una sesión.
Subliminal Cuts: Le Voie Le Soleil (1994).
Inconfundible ese silbido, que da paso a un hipnótico piano para el recuerdo.
The Prodigy: Your Love (Remix) (1991).
Unos grandes de esto, qué duda cabe. Un tema muy infravalorado por el público en general (como en general todo ese primer disco) cuando la banda se hizo famosa fuera de los circuitos rave.
Awesome 3: Don’t Go (1992).
Versión original de otro pelotazo de las pistas de baile de principios de los ’90. Pegadiza (en el buen sentido) a más no poder.
Liquid: Sweet Harmony (1992).
Otro auténtico clásico, no se puede decir nada más de una de las melodías más reconocibles de ese período.
Marradona: Out Of My Head (1993).
Otra de las canciones pegadizas por antonomasia. Hace falta un gran esfuerzo para oír esto y no mover ninguna parte de tu cuerpo al compás.
Acen: Trip II The Moon (Part 3) (1992).
Abrochaos los cinturones para emprender este viaje a la luna a bordo de una colección de oníricos pianos que os llevarán muy arriba.
Oldskool en estado puro que sigue sonando increíblemente bien dos décadas más tarde.
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