El director y productor de cine Uwe Boll se ha especializado en hacer adaptaciones de videojuegos al cine, por llamarlo de alguna manera.
Las adaptaciones de videojuegos al mundo del cine suelen dejar mucho que desear, pero podríamos definir como engendros, lo que ha hecho el director Uwe Boll. Gracias al visionado de estas películas, he perdido un 5% de las neuronas que sobrevivieron a los excesos etílicos, por lo que os ruego, pido, imploro que no veáis ninguna de las películas de las que hablo, yo lo he hecho por vosotros, me he sacrificado cuál padre Karras para salvar a la humanidad de estas cinco maldiciones cinéfilas y espero que el peso del tiempo las sepulte para siempre. Quedáis avisados.
El primer engendro de Uwe Boll es The House of the Dead (2003). El videojuego era entretenido, aceptable, un mata zombis-endemoniados controlando el punto de mira del arma con el ratón (o la pistola en las máquinas recreativas). La película es mala, mala, mala. Insertan imágenes del videojuego en la película sin venir al caso, en el primer minuto ya te avisan de que morirán todos, los zombis o lo que sea eso, son penosos y para rematar, el malo es un monje español que quiso hacerse inmortal manipulando cadáveres.
Dos años después Uwe Boll volvió a la carga con Alone in the Dark (2005). Me acuerdo cuando escuché que iban a rodar una película basada en el videojuego del mismo nombre, y me vino a la memoria los buenos ratos que pasé jugando y los sustos que me lleve alguna vez que otra. Iluso de mí, empiezo a ver la película y no veo nada del ambiente victoriano ni la atmósfera de Lovecraft, y es que la película se basa en el cuarto videojuego de la saga. Igual que la anterior de mala sólo que no ponen imágenes del videojuego intercaladas y meten a tres actores más conocidos que en la anterior (Christian Slater, Stephen Dorff y Tara Reid) por si cuela y así la gente va a verla.
Por alguna razón que desconocemos, Uwe Boll ese mismo año estrena Bloodrayne (2005). Al videojuego no he jugado por lo que no puedo opinar, ahora la película es pésima. No os dejéis llevar porque aparezcan como actores Ben Kingsley (apenas se mueve), Michelle Rodriguez (se pudo quedar en la isla de Lost) y Michael Madsen (coge la espada como si fuera una pistola ¿?), son engaños que pone el diablo para que la veáis y perdáis vuestra alma. Malas actuaciones, al guionista deberían de exiliarlo y la protagonista nominada al Razzie de ese año a la peor actriz (¿que esperaba?).
El siguiente esperpento de película es En el nombre del rey (2007). La primera vez que la vi, o intenté verla, me quede dormido a la hora. Mi cuerpo y mi mente se pusieron de acuerdo para que no sufriera más y desconectaron. La segunda vez que intente verla, lo que hice es poner la segunda hora que me quedaba, para que torturarme viendo la primera. Más de los mismo, malas actuaciones (Burt Reynolds de rey¿?), malos disfraces y una duración de dos horas, que no sabes si es para ver como agoniza la gente y se deleita Uwe Boll o es que de verdad pensó que se necesitaba tanto tiempo para demostrar lo mala que es.
Por fin llegamos a la última adaptación de un videojuego al cine de Uwe Boll, es Far Cry (2008). El videojuego me gustó y la película es la menos mala de las cinco (algo a su favor), pero sigue siendo mala hasta decir basta, con todo lo dicho anteriormente (malas actuaciones, mal guión, mal, mal, mal).
Tras el visionado de las películas he sacado dos reflexiones: la primera es que la culpa la tengo yo por querer hacer algo freak con director malo y adaptación de videojuegos (nota mental para el futuro) y la segunda es que Uwe Boll o tiene un enchufe y le dan subvenciones para rodar películas o tiene un máquina de falsificar billetes, sino no me explico que le sigan dando dinero para rodar películas como estas.
Deja una respuesta