Hoy os hablo de The OA, una serie rara de cojones que es la última apuesta de Netflix para sus abonados. Para mear y no echar gota
El pasado 16 de diciembre, Netflix colgó en su plataforma The OA, una de esas series que sólo pueden existir en este tipo de canales de suscripción, y que no tienen cabida en las cadenas de televisión tradicionales que buscan fórmulas repetitivas de éxito.
Y es que la cadena Netflix se caracteriza por emitir series que se salen de lo tradicional. Si a finales de los 90 y principios de 2000 fue la cadena HBO la que dio un giro al mundo de las series con Los Soprano, The Wire o Deadwood, ahora es el turno de Netflix.
No sé lo que tiene, pero…
Recuerdo cuando vi por primera vez Lost, me quedé con el culo torcido. Con The Leftovers me pasó lo mismo, pero ya estaba prevenido. Pero esta serie es aún más rara. Con un comienzo lento, pesado, que crea más incógnitas en lugar de resolver las que hay inicialmente, y todo eso durante 8 episodios. Episodios que lo mismo duran una hora, treinta minutos, o cincuenta… vaya, un poco random.
Aún así, aprovechando las Navidades, me la he visto de una vez (sí, en un día y no, no tengo novia). No sé si definirla como una puta obra de arte o una tomadura de pelo. Es un sí, pero no.
Tampoco sé muy bien como contar la trama sin hacer spoilers pero sería algo así: Una chica (Prairie, OA, Nina… usa tantos nombres que me pierdo) aparece en mitad de un puente y se lanza al vacío. Despierta en el hospital sin recuerdos hasta que aparecen sus padres adoptivos que la reconocen en TV. La chica había estado desaparecida 7 años. Lo raro del caso es que la chica antes de desaparecer, era ciega.
¿Cómo os quedáis?
La historia con ¡Spoilers!
Repito con spoilers.
Pues bien, la historia comienza con la chavala, llamada así al tuntún, OA, tirándose por un puente. Al despertar no recuerda nada hasta que llegan sus padres y se sorprenden de que pueda ver, porque era cegarruta total. Piensas que lo mismo es de la hostia que se ha metido, pero no. Resulta que OA había estado desaparecida 7 años, y al volver a su casa del hospital, todos los vecinos y los medios de comunicación están en la puerta porque lo están flipando.
La OA esta se da un paseo por el barrio, y hace un grupito de amigos con lo más selecto del instituto: El matón, la seño fanegas, el empollón que toma farlopa, un chico o chica asiático/asiática (no me queda muy claro) y uno bajito pero con pelazo. Como los padres creen, con razón, que OA está un poco más pallá que pacá, sólo le permiten salir una hora al día, y eso que tiene cerca de 30 tacos. Durante esa hora les cuenta al Club de los 5 lo que le ha ocurrido durante los 7 años que estaba perdida.
Les cuenta una película que me río yo de las mierdas de David Lynch. Les dice que es rusa y que desde chiquitica tenía sueños premonitorios. Un día en un accidente de autobús, cayó por un puente (como en la peli de Superman pero esta vez no estaba Superman) y murió (lo que se viene conociendo como una ECM), pero una señora muy rara le dijo si quería susto o muete, y claro, eligió susto. Pero el susto conllevaba que se quedara ciega. Como el padre no se fiaba de la niña, la envió a EEUU con su tía, y esta, cuando murió su padre, la vendió a unos señores muy mayores que querían tener hijos.
Los padres adoptivos eran muy buenos, pero cuando la niña se ponía pesada con los sueños y sus mierdas, le daban una mihita de valium para que no la llamaran la tonta del bote del barrio. Así que cuando le crecieron las tetas se fugó y se puso a buscar al padre ruso, que estaba muerto, pero que ella decía que le hablaba en sueños. Muy tierno todo.
Como no tenía oficio ni beneficio, se puso a tocar el violín en el metro, hasta que la encontró un médico que le hizo el tocomocho y terminó encerrada en una jaula junto a otros 4 más (con ella eran 5, que el número es importante) para ser los conejillos de indias del médico. Una de las secuestradas para mi sorpresa era Paz Vega.
Las pruebas consistían en matarlos y revivirlos una y otra vez, para analizar lo que pasaba en las ECM. Así que OA, junto con su rollete de los prisioneros (no perdió el tiempo y eso que estaban en jaulas distintas) llamado Homer (sí, los Simpson lo predijeron) empiezan a preparar un plan para escapar. El primero no sale bien, porque el doctor Muerte pilla a OA y le da un viaje tan fuerte en la cabeza que recupera la vista.
Así que le dan vueltas al coco que ni en la fuga de Alcatraz. El plan no es otro que, como en las ECM ven bailes parecidos a las fuerzas especiales de Freezer, si los 5 hacen la coreografía perfecta, se abrirá un portal interdimensional y escaparán. No, no es coña. Total, que el médico está tan hasta la polla de las paranoias de OA, que la deja libre para que se vaya con su puta madre. Así es como OA aparece en su casa y les cuenta esa paranoia a sus 5 nuevos mejores amigos del insti.
Les pide que se aprendan esa coreografía para poder ir a salvar a los 4 que quedaban prisioneros, incluyendo a la profesora forrrondosca. Pero el empollón farlopero se pone a investigar, y descubre que todo ha sido una tomadura de pelo de OA, cosas del trastorno de estrés postraumático. Normal, era el más listo…
Cuando parece que la serie va a terminar y están los protagonistas en el insti, eso se convierte en Bowling for Columbine, con un flipado disparando en la cafetería y nuestros protagonistas escondidos bajo las mesas para que no los pongan como un colador. Pero… cruce de miradas y… sí amigos, se levantan y empiezan a hacer el baile de las fuerzas especiales de Freezer. Con esta distracción, un cocinero desarma al chaval de la ametralladora que se quedó picueto y todos felices y a salvo… bueno… todos no. OA estaba de paseo haciendo crossfit y había llegado al insti para avisar a sus colegas, y, mira tú por dónde, le pega un tiro en mitad del pecho. Fin.
Conclusiones
Poco más que decir. Un continuo WTF de 8 horas en la vida de la zumbada OA. Ojo, que no estoy diciendo que no la veas, pero si tienes cosas más importantes que hacer, o poco tiempo, mejor a otra cosa. Aunque se agradece este tipo de series entre tanto Velvet, Los Hombres de Paco o los múltiples CSI.
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